Últimamente estoy en un proceso de introspección profesional. Supongo que es lo que tiene la crisis, que o te paras un momento a pensar lo qué haces y darle una vuelta y media o dos o diez para avanzar con determinación, o te come y te hundes en la miseria.
En mi caso, que trabajo en la transmisión y readaptación de conocimientos específicos para convertirlos en aprendizaje útil bajo premisas tecnológicas, la reflexión tiene aún más sentido.
Ya hace meses que intuyo que el actual modelo e-learning debe cambiar y, que seguramente, cambiará. La exigencia por parte de los clientes de obtener un seguimiento del curso por parte del alumno tenía sentido en un mundo incomunicado o 1.0, que mola más. Era la traslación evidente del típico momento en el que se pasaba lista en clase. Y eso empieza a ser un modelo caduco.Nos jactamos de avances tecnólogicos, nos llenamos la boca de aprendizaje, utilizamos la palabra e-learnig sin recordar que simplemente significa APRENDER, y seguimos utilizando los mismos esquemas mentales de hace 20 años. Y no quiero decir que no sean válidos, simplemente reflexiono sobre la oportunidad de dar un paso más.
Supongo que en esto influye la comodidad, por parte de los diseñadores de ese aprendizaje (léase yo mismo), y la cobardía por parte del cliente, que no se atreve a dar un paso más allá por miedo al qué dirán, al ser diferente o no sé muy bien por qué.
Te voy a poner un ejemplo vivido en primera persona:
Reunión con el cliente X, con experiencia en implementación e-learning. Me pide la virtualización de un material específico con las siguientes condiciones: quiero que se vea en todos los dispositivos móviles, quiero video, quiero diseño, quiero creatividad, quiero rapidez, quiero eficacia, quiero interacción y quiero que sea barato. ¿Qué hacer ante esta demanda? Lo primero es pensar, por pedir que no quede… lo segundo es tratar de hacerlo, ¿no? En mi proceso de trabajo, hay una parte no especificada que consiste en lo que yo llamo “pensamiento in situ” que consiste en escuchar a tu interlocutor y hacer el esfuerzo de imaginar lo que quiere para darle una pincelada como respuesta inmediata. Pues bien, en este caso, el planteamiento fue el siguiente: “¿Qué te parecería una solución de aprendizaje ubicuo en el que el conocimiento fluyera del know-how de tus alumnos para convertirlo en aprendizaje superlativo, apoyados en un desarrollo pedagógico modular donde tú, como experto, fueras el dinamizador y la fuente de conocimiento?”. La respuesta fue: “Ufff, no sé lo que quieres decir, pero me parece que implica mucho trabajo por mi parte y yo no tengo tiempo… Sabes qué Jordi, vamos a lo seguro y házme una píldora de interactividad media”.
Con este ejemplo, lo que quiero decir es que tanto el uno como el otro debemos dar un paso más. Es cierto que la tecnología avanza y que nos debemos adaptar a ella. Yo lo estoy intentando. Estoy en un proceso de huida de mi zona de confort. Tengo claro que eso, durante unos meses, va a ser una zona de exclusión en mi desarrollo profesional. ¿Por qué? Pues sencillamente porque mi cliente quiere lo “más mejor” y cuando lo ve, quizá no se atreva a introducirlo en la dinámica de aprendizaje online que está establecida en su organización. Los procesos de cambio suelen ser procesos lentos, y en la formación continua, un cambio no esperado puede ser caro, o lo que es peor, peligroso.
Quizá, lo que pasa, es que todos estamos en esa maldita zona de confort… es fácil seguir haciendo lo mismo, es cómodo no romper la rutina, es seguro no arriesgar…
En mi caso, y perdona por hablar siempre de mi, que trabajo como freelance, ese riesgo es potencialmente muy peligroso… pero ¿qué hago? ¿Me mantengo en mi zona de confort y sigo planteando los mismos esquemas mentales en los cursos que desarrollo? ¿O avanzo para romperlos e implementar otros esquemas más enriquecedores para mi cliente, apoyado en las nuevas tecnologías y en el 2.0?
Yo lo tengo claro… no voy a ser el mejor, pero quiero aportar algo más que un simple “pasa página”… mi apuesta es hacer reflexionar al alumno… sin reflexión no hay aprendizaje, y sin aprendizaje no avanzamos… El cómo lo haré… estoy en ello 😉 De momento, y como muestra de compromiso, he cambiado de tecnología y de estructura metodológica, he modificado la conceptualización de los contenidos… Ahora el punto es saber si mis clientes están contentos y si habrá otros que quieran conocerme… no soy el mejor, ni tengo la capacidad de mis competidores, pero me esfuerzo en cambiar para avanzar.
Por cierto… sobre la zona de confort…