Como consultora freelance, tengo la enorme suerte de colaborar con un gran número de organizaciones en el diseño y producción de experiencias formativas online y con frecuencia escucho algo que me sorprende mucho por parte de responsables y técnicos de recursos humanos.
A la vez que ponen un enorme esfuerzo en trabajar la learnability de sus destinatarios, sus competencias para el aprendizaje autodirigido, muestran poca confianza hacia su capacidad para interactuar con los materiales online de manera autónoma.
Con demasiada frecuencia aparece una posición paternalista, que se aferra a la falta de experiencia previa en el aprendizaje en línea para infantilizar la experiencia de aprendizaje, alejándola absolutamente del tipo de contenidos que la mayoría de sus destinatarios consumen de manera continua en Internet.
No podemos olvidar que las competencias no son cajones estancos, y hoy en día…
- Que una organización haya ofrecido poca formación virtual no significa que sus profesionales no tengan sus propias experiencias con esta metodología fuera de la empresa. La capacidad de las personas para formarse en aquello que les interesa va mucho más allá de lo que la empresa les propone. Personas que las empresas no consideran con alta aprendibilidad sí la manifiestan en sus vidas personales, en aquellos temas que realmente les motivan y captan su interés.
- Incluso entre aquellos que no se forman en línea, un alto porcentaje está altamente digitalizado en otras dimensiones de su actividad diaria: consumen diarios digitales, compran online, son usuarios de banca digital, se comunican a través de las redes sociales, etc.
Ya han pasado 30 años desde mis primeros diseños de cursos y entornos, en los que con frecuencia asumías la responsabilidad de construir una de las primeras experiencias de navegación en Internet de muchos usuarios, e intentabas darles apoyo con botones contextuales, guías y ayudas.
30 años dinamizando talleres en los que explicábamos una a una las opciones del menú de los cursos y atendíamos llamadas telefónicas de los usuarios (incapaces de comunicarse con nosotros por correo electrónico) y frecuentemente intentábamos romper el hielo bromeando: “No te preocupes, prueba, que no vas a romper nada“.
Actualmente, nuestra función debería ser otra.
- Deberíamos potenciar la exploración, el descubrimiento, la curiosidad de nuestros usuarios, no solo por las temáticas trabajadas sino también por los formatos.
- Deberíamos apostar por su autonomía y desarrollo, confiar en esas capacidades que después de un largo periodo de teletrabajo repentino y obligado ya nos han demostrado sobradamente.
Las personas que diseñamos experiencias de aprendizaje tenemos un rol también en el desarrollo de las competencias digitales de los usuarios de nuestros materiales. Por favor, ni un solo “Haz clic aquí para ver la siguiente pantalla” más.
Nuestros profesionales no lo necesitan.