¿Sexo, cocina y e-learning?

Pues no, no voy a hablar de sexo. He querido comprobar si es verdad que cuando aparece la palabra sexo los seres humanos conectados a la red se vuelven “locos”.

No es un experimento científico y, de antemano, te pido perdón, pero no te tomes esto como un engaño. No se trata de eso.  No es que no sepa de sexo, pero yo me dedico profesionalmente al e-learning, y de eso quería hablarte.

Hoy te voy a hablar de un fracaso. Uno de esos fracasos que te ayudan a crecer como emprendedor. Y, si exprimimos la imaginación, igual tiene algo de morboso, básicamente porque se trata de un proyecto que tiene que ver con la cocina… y ya sabes que la cocina… 😉

Te pongo en antecedentes. En el año 2011, aprovechando que a mi me gusta cocinar (#chefpizzi en instagram) me plantée preparar un proyecto llamado “e-Cook”. Se trataba de un proyecto online para crear una comunidad educativa donde grandes chefs pudiesen formar a otros usuarios (profesionales y no profesionales) mediante vídeos, apps, pequeñas píldoras multimedia y la inclusión de teoría refrendada por alguna universidad.

El objetivo era ir más allà del e-learning habitual  e intentar crear una “Universidad e-Cook” donde aprender la teoría culinaria, desarrollar diferentes herramientas de formación, dar valor al Know-how de los chefs mediante el desarrollo de apps y de documentación teórica. Quería acercar el conocimiento de estos cracks de la cocina a la gente, a los que saben y a los que quieren aprender.

El negocio se desarrollaría mediante la compra de los distintos itinerarios formativos por parte de los usuarios finales. Estos itinerarios se nutrirían de materiales en video, html5, pdf y LearningClass, con la participación puntual de los chefs o de algún miembro de sus equipos. Todo basado en Moodle.

Evidentemente, el social media era requisito indispensable. La creación de una red social y el compartir los conocimientos con otras redes sociales era cuestión de vida o muerte. Eso sí, sabiendo que compartir conocimiento no es regalar conocimiento.

En principio no parecía mala idea… Pero apareció el fracaso:

• No fui capaz de contactar con ningún chef de renombre, a pesar de rastrear durante horas y de hacer diversas llamadas.
• No supe convencer a ningún inversor para apoyar el proyecto.
• No supe encontrar el espacio adecuado para encontrar Partners para el desarrollo ni para la acreditación universitaria.

Poco después, me enteré que Ferran Adrià tenía en mente la Bullipedia… y ahora que he leído lo que quiere hacer… me pregunto si mi fracaso podrá convertirse en una nueva oportunidad.

Como ves, no ha habido sexo, pero… ¿te imagina que Adrià, o los Roca, o Jubany te ensenyaran a hacer un raviolis de espuma de fresas y mango con birutas de menta?

Eso era e-cook.