Hay días en que la capacidad de entusiasmarte se agota y entonces aparece algo así como un nerviosismo atormentador que conlleva cierto estado de apatía profesional. No suele ocurrir muy a menudo, pero cuando ocurre, parece que la batería se agote y entras en un estado de somnolencia productiva que te arrastra hacia la inacción.
En mi caso, cuando fluctúo por ese momento, me cuesta innovar mi sistema de trabajo y en momentos de puntas productivas, puedo llegar a ser algo demasiado “factory”, es decir, puedo llegar a diseñar cursos sin apenas pensar, siguiendo un esquema de producción que me permite no pensar y producir, producir y producir… y claro, eso se convierte en fracaso, fracaso y fracaso.
Trabajar en el diseño de acciones formativas, en cualquiera de sus modalidades, requiere ser consciente de una cosa: hay personas que deben aprender con lo que tú diseñas. Y si esa modalidad es e-learning, eso se complica, pues no habrá interacción personal, por lo que tu producto debe ser lo suficientemente redondo para conseguir el objetivo de aprender.
Y esto, aunque obvio, a veces lo olvidamos. Y en los momentos de incapacidad de entusiasmo, se hace evidente ese olvido.
La capacidad pedagógica debe ir más allá de simplemente diseñar un producto que sabes que es correcto (también sabrás que no es el mejor). Debes tener la suficiente responsabilidad como para admitir tu fracaso y darle una vuelta de tuerca a tu entusiasmo.
En mi caso, y atendiendo a las demandas de mis clientes (cada uno tiene las suyas), intento parar un momento y plantearme ciertos aspectos:
- ¿Qué variables cognitivas o de aprendizaje debo tener en cuenta?
- ¿Qué variables del entorno (cliente) debo analizar?
- ¿Qué variables técnicas son necesarias?
Y a veces me llevo alguna sorpresa. A veces, confundimos e-learning con el material interactivo que diseñamos y nos olvidamos del entorno donde se alojará y de sus ventajas.
Debemos ser conscientes de la evolución tecnológica y de infraestructuras de las comunicaciones y las ventajas que eso supone. En nuestro caso, la apuesta por el video como acción de aprendizaje se está volviendo básica, lo que no quiere decir que no sigamos planteando acciones formativas basadas en píldoras con distintos planteamientos pedagógicos (escenarios, árboles de decisiones, multirespuestas…). Y es que lo necesario no debe ser excluyente, debe ser complementario con el resto de herramientas pedagógicas que utilizamos.
Para ello, yo acostumbro a preguntar. Y pregunto mucho. E intento ser lo suficientemente proactivo como para entender lo qué debo hacer y lo qué esperan de mi producto. Es necesario conocer qué se espera de ti, de tus diseños, de los alumnos que aprenderán, del responsable de la formación… es imprescindible conocer las respuestas para poder seguir avanzando.
Y sobretodo, en momentos de dudas pedagógicas, debes ser lo suficientemente profesional como para tomar decisiones atrevidas. Debes ser capaz de plantear en un hoja en blanco nuevos itinerarios que confluyan en nuevas opciones de aprendizaje. Y si tú no las sabes llevar a cabo, busca aliados… tus clientes te lo agradecerán y el e-learning, en general, también.
Jordi, excelente post! La verdad que me hiciste reflexionar. Destaco como muy válido las variables que consideras. Y si bien el concepto de cliente a los pedagogos no nos gusta mucho, es real que los potenciales estudiantes también se los debe considerar “clientes” dado que pagan por un servicio que debe ser de calidad académica y profesional. Me encanta como inicias tu desarrollo: “Hay días en que la capacidad de entusiasmarte se agota y entonces aparece algo así como un nerviosismo atormentador que conlleva cierto estado de apatía profesional. No suele ocurrir muy a menudo, pero cuando ocurre, parece que la batería se agote y entras en un estado de somnolencia productiva que te arrastra hacia la inacción”… Ciertamente cuando ello ocurre que bravo es volver al entusiasmo. Podrás creerme que me encuentro en ese estado??… Y la verdad que intento crear y re crear, significar y re significar y parece que necesito de un otro. Sobre todo porque nuestro trabajo y en mi caso particular, nuestros servicios son muy mal pagados. Pero ese es otro cantar. Te felicito por compartir tus ideas y por animarte a escribirlas. Ah!! en ningún momento tu escrito se presta a pensar en cursos enlatados. Todo lo contrario. Tu proactividad y creatividad se refleja en tus palabras.
Un abrazo colega y sigue compartiendo.
Cristina Sayat