Esto avanza sin parar y, aunque el fin formativo de aprender sigue siendo el mismo, los escenarios educativos se transforman y la estrategia instruccional del aprendizaje debe adaptarse con el convencimiento de seguir siendo más significativa, más eficaz, más transferible, más autónoma y más perdurable.
El uso de la tecnología debe ser algo natural en el proceso de transmisión de conocimiento que toda empresa aporta a sus trabajadores. El secreto no está en seguir compartiendo como hasta ahora un conocimiento lineal basado en el e-learning de hace 15 años (ya sabes, avanzar, retroceder y leer), hay que ser valiente y dar un paso más, hay que dejar paso a una pedagogía disruptiva que utilice las herramientas que se han convertido en elementos naturales de nuestra cotidianidad, hay que ser capaces de abrir la mente y “obligar” que nuestro conocimiento se alimente mediante procesos comunicativos que mejoren la transmisión de nuestro know-how, hay que ser capaces de valorar nuevas herramientas que favorezcan la adquisición de competencias de un modo natural. Porque, por si no te has dado cuenta, la gran mayoría de tus compañeros, en su día a día, salen de casa, seguro, con sus zapatos, su ropa y su móvil o tableta…
Avanzar significa no parar. Y significa no tenerle miedo al cambio, incluso si ese cambio implica un cierto terremoto en el paradigma actual del aprendizaje online. No debemos tener miedo a establecer relaciones tecnológicas interpersonales que puedan aportar conocimiento. El compartir forma parte del aprendizaje, ahora, antes y en el futuro. Lo que está cambiando son las herramientas con las que poder efectuar ese proceso, y, por lo tanto, el tipo y la forma del contenido con el que trabajaremos, también debe cambiar.
En la sociedad actual hay cuatro ejes que son, simplemente, básicos: la movilidad, la interacción, la inteligencia artificial y la gamificiación. Y estos cuatro ejes surgieron con la aparición de algo, ahora tan natural, como el teléfono móvil, y más concretamente, desde la aparición de los smartphones (siendo honesto, con la revolución que inició Apple con su iphone).
Y estos son los ejes que van a escribir la historia del e-learning en los próximos 10 años. Nuestro conocimiento crecerá en función de la aplicación de ellos. Si nuestra empresa vence la resistencia a este cambio, nuestro valor y nuestras competencias profesionales aumentarán y proporcionaremos un valor y un impacto a nuestra organización que la hará más rentable en todos los ámbitos.
De aquí surge la necesidad de entender que le debemos dar paso al m-learning (mobile learning) y dejar que se empiece a desarrollar sin miedo. Hay que ser valientes y aprovechar la tecnología, aprovechar Internet, aprovechar que podemos generar nuevos estímulos de aprendizaje que pueden ser muy útiles para nuestro PLE. Tenemos que esforzarnos para comprender que debemos pasar de un aprendizaje formal a un aprendizaje informal basado en que las personas tienden a aprender de la comunidad aquellos comportamientos que considera positivos o útiles.
El m-learning debe convertirse en eso: la punta de lanza que cree un nuevo paradigma de aprendizaje basado en los 4 ejes antes mencionados y que ayude a crear un conocimiento estable, perdurable, eficaz, autónomo y eficaz.
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