Todos hablamos de liderazgo, de la importancia de los líderes en los equipos de trabajo, de la necesidad de entender el liderazgo como la habilidad de convencer a otros de que trabajen con entusiasmo para lograr los objetivos definidos.
Supongo que si pensamos en las características de un buen líder, todos coincidiríamos si decimos que un líder planifica actividades del grupo, representa a éste de cara al exterior, media en los conflictos… o que se ocupa de introducir nuevas ideas en el grupo con la finalidad de mantenerlo vivo… o que busca nuevas perspectivas para el desarrollo del equipo de trabajo… o que es capaz de delegar funciones para que el grupo se sienta importante… o quizá que es una persona capaz de influir en las otras de manera positiva.
También supongo que todos estaríamos de acuerdo en esperar que un líder no base su actuación en el poder, sino que utilice sus habilidades de liderazgo como herramientas útiles para influir en los demás y que todos desearíamos, por supuesto, que el líder tenga como objetivos que las personas de su equipo alcancen su máximo potencial, que tanto ellos como él logren los éxitos que se han planteado y que, además, sea capaz de crear un ambiente profesional y humano de una forma natural.
Sigo suponiendo que todos conoceremos a líderes anónimos, o a líderes “famosos” con nombres y apellidos, buenos, muy buenos, malos o muy malos: Steve Jobs, Kim Jong-un, Messi, Nelson Mandela, Che Guevara, Winston Churchill…
Lo que no sé, es si nos hemos parado un momento a pensar en el autoliderazgo silencioso de los autónomos. Sí, esa especie extraña que trabaja, normalmente, sólo, en silencio, concentrado… pero que debe dar respuesta a sus clientes tratándolos como si fueran su propio equipo, y al que se le exige, por supuesto, compromiso, resultados, influencia positiva, creatividad, máxima potencialidad, éxito en cada proyecto, soluciones, gestión, entusiasmo, disponibilidad máxima, tiempo, competencias en habilidad personales, capacidades de futurólogo, respuestas rápidas y claras… y así podríamos seguir.
Os recomiendo encarecidamente que visualicéis este vídeo sobre como se vive el liderazgo en el mejor equipo de balonmano de la última década: Barça Inside.
Es obvio que cuando un profesional decide trabajar por su cuenta, hay ciertas habilidades que se dan por supuestas, como la responsabilidad profesional hacia él y sus clientes, o el buen trato (que no quiere decir buenísmo o amén a todo) con sus clientes… pero también es obvio que este profesional autónomo debe ejercer un liderazgo que a menudo ni se intuye. Porque ser líder y trabajador de uno mismo es algo que no parece natural.
Quizá nos convertimos en autolíderes, y quizá esto pueda desembocar en un egoísmo y egocentrismo peligroso, quizá sí, pero también puede desembocar en una óptima gestión de tu labor profesional, en una eficaz gestión del tiempo, en una capacidad de respuesta con discursos eficientes y sinceros, en una capacidad de trabajo autoresponsable con el objetivo lícito de tener éxito en cada proyecto, en unas habilidades personales que crece en cada reunión.
Cualquier autónomo te dirá que lidera su proyecto, pero que no hay liderazgo ni hay proyecto sin clientes que entiendan tu situación profesional y sin clientes que busquen y entiendan las ventajas y desventajas de trabajar con un freeelance. Y no hay liderazgo sin motivación y pasión por lo qué haces y por lo qué ofreces.
En el caso del e-learning, los autónomos o freelance nos estamos adaptando constantemente a distintas necesidades y exigencias en cada proyecto, y tenemos la obligación de avanzar y conocer hacia dónde va nuestro sector, porque tratar a tu cliente simplemente como eso, no te conduce a nada bueno, y tu liderazgo te explotará en la cara.
Hay que ser humilde, una de esas características que a veces se olvidan, hay que ser honesto y sincero, otra de esas características que a veces se olvidan, hay que ser hábil en la capacidad de respuesta para cerrar proyectos, dando a tu cliente todas las opciones, incluyendo los contactos de tus proveedores, porque el cliente no es tonto y sabe perfectamente que tú no lo sabes hacer todo. No vendas motos, porque acabarás sin ventas y con muchas motos obsoletas y oxidadas.
Sin duda, en cada proyecto que cierras, pasas a ser un líder silencioso, que debe realizar las mismas funciones y debe tener las mismas habilidades y más que cualquier líder de cualquier organización.
Tú eres tu propio líder en tu trabajo, pero también eres el líder del proyecto para tu cliente y para tus proveedores. Y ambos te van a exigir exactamente igual que tú les vas a exigir y te vas a autoexigir.
Quizá, una de las mayores exigencias en el autoliderazgo sea el respeto: el respeto a tu cliente, el respeto a tus proveedores, el respeto al proyecto, el respeto a tu labor profesional, el respeto a la competencia, el respeto… eso sí que a veces se ha olvidado.
Por cierto, hablando de autoliderazgo, respeto, motivación, pasión…