Según la RAE, podemos entender por gurú aquella persona a quien se considera maestro o guía espiritual, o a quien se le reconoce autoridad intelectual. Primera consideración para lectores: fíjense en ese “a quien”… no es exactamente lo mismo decir “a quien se considera” o “que se considera”.
Según la RAE, debemos entender como trol a un monstruo maligno que habita en bosques o grutas (en la mitología escandinava). Segunda consideración para lectores: quizá la RAE deba actualizarse, porque actualmente los troles ya no viven en bosques o grutas y creo que han dejado de ser mitológicos.
En el mundo del e-learning, como supongo en otros mundos, hay gurús, hay troles y también hay algunos que se creen gurús y son troles, vamos, unos auténticos maestros de la teoría más avanzada (por eso se creen gurús) y de las implementaciones más cotidianas y retrogradas (por eso son troles).
Aunque yo no soy muy de mitificar, bien es cierto que suelo admirar a muchos profesionales que me permiten seguir aprendiendo. Quizá, por mi aversión a deborar TED Talks, siempre tengo presente las palabras de Daphne Koller, o las de Salman Khan, o las de Pawan Sinha… y claro, supongo que deberemos coincidir en que Sir Ken Robinson es algo así como el “jefe de los gurús”, ¿no?
Eso esta muy bien, pero creo que lo mejor, almenos para mi, es reconocer a los gurús que son accesibles y te rodean, es decir, los gurús de tu entorno que, a menudo, pueden ser tu competencia… Y eso es lo díficil, reconocer que algunos de tus colegas son mejores que tú en algunos ámbitos del sector.
Y te podría dar nombres, incluso, te los voy a dar: Marta, María, Paola, Ana, Natalia, Miguel Ángel, Antonio, Paolo, Felipe, José, Roberto… y así podría seguir.
Pero centémosno en los trols… sí, esos seres que situados en su pedestal son capaces de no reconocer que hay profesionales que pueden aportar mucho más que ellos, porque simplemente comparten sus experiencias, porque luchan día a día por seguir avanzando, porque son los que se arriesgan a huir de la zona de confort, porque se adaptan a las nuevas tecnologías, porque cada día de su día a día laboral deben dar soluciones a otros que las exigen por desconocimiento o por necesidad, porque a menudo apuestan por crear nuevos modelos y/o nuevas empresas, porque se caen sin red y se vuelven a levantar tras pasar por la UCI, porque su lucha diaria es conseguir ser mejor que su competencia…
Y es que los troles sólo quieren saber, conocer, probar… para después poder criticar, desmontar, no compartir… Y eso no es vida… Hay que ser humildes y reconocer el buen hacer de los demás, incluso cuando ese buen hacer es mejor que nuestro “hacer”.
Lo que quizá no saben los troles es que con su actitud destructiva alimentan la creatividad de los luchadores, de esos gurús anónimos que no salen en las revistas especializadas ni acostumbran a hacer TED Talks.
Cuando veo a los chicos de The Big Bang Theory jugar al Dungeons & Dragons no puedo evitar pensar que sería bueno crear un juego parecido para los profesionales del e-learning que se llame algo así como “learn to ignore the trolls” donde el objetivo no sea ponerles 5 tobillos al monstruo o luchar con espadas de acero valyrio, simplemente, el objetivo sería como aprender a ignorarlos y a ser felices sin ellos.
Y te podría dar nombres, pero no te los voy a dar… seguro que todos tenemos nuestros trols.
Hagamos un esfuerzo, saquemos nuestros dados poliédricos nuevos, nuestras botas de velocidad supersónica, nuestro guerrero con superpoderes… y juguemos a seguir trabajando para que nuestros clientes tengan la oportunidad de aprender con nuestro trabajo!
¡No alimentemos al trol!