A menudo mis clientes me preguntan ¿pero eres creativo? Les podría contestar que la única matrícula de honor que saqué en la carrera fue en la asignatura de Creatividad a través del Currículum. Pero eso no me faculta para decir rotundamente que sí, que soy creativo, porque creo que le caí bien a don Saturnino de la Torre.
Cuando imparto el curso sobre cómo diseñar presentaciones, mis alumnos me plantean “¿Cómo puedo ser más creativo?” y siempre les contesto con una frase que le escuché una vez a Ferran Adrià: “¡Todos nacemos creativos! No es nada divino. Es algo normal, que se entrena. Al final, la creatividad es HACER cosas, y nada más”.
Así pues, creo que no hay creatividad sin trabajo, que no hay creatividad sin riesgo. Y en mi caso, si mi cliente no me da permiso para arriesgar, el concepto creatividad toma una dimensión peligrosa. Y si hablamos concretamente de e-learning, a veces, ser creativo implica utilizar más herramientas de las habituales, implica romper cierto conformismo en las organizaciones, implica proponer algunas soluciones tecnológicas que, a menudo, repercuten en el precio final del producto. Y cuando el presupuesto del que dispones está cerrado, no te queda otra que aplicar esa creatividad ajustándola a ese presupuesto.
Yo acostumbro a diseñar mis cursos empleando una sistemática un pelín especial. Cuando leo el documento a tratar, ya dibujo mentalmente el guión pedagógico y el diseño gráfico que emplearé en la virtualización de esos contenidos y visualizo como quedará el curso incluso antes de ponerme a trabajar en él. Para eso, necesito conocer la herramienta con la que trabajo y las oportunidades que me da (que son muchas, pero no todas).
Creo, sinceramente, que en estos últimos dos años hemos mejorado mucho en cuanto a las soluciones creativas que aplicamos en nuestros diseños. Hemos pasado de hacer fantásticas animaciones en flash a eficaces contenidos en html5 que nos proporcionan mayor interacción y que nos permiten enfocar el objetivo del aprendizaje de una manera más dinámica, pedagógicamente hablando. Hemos optado por abandonar los fuegos artificiales para trabajar más concienzudamente los aspectos más próximos a la transmisión de conocimiento. Hemos mantenido nuestro mensaje de rapidez, eficacia y eficiencia. Y eso no está reñido con la creatividad.
Hemos planteado nuevas ideas para transformar nuestros cursos en herramientas que ayuden a pensar mediante la utilización de árboles de decisiones y actividades interactivas. Hemos rediseñado nuestro esquema mental sobre el diseño de nuestros materiales, aprovechando el nuevo software con el que trabajamos, que nos permite publicar los cursos en dispositivos móviles. Hemos planteado nuevos itinerarios formativos que tengan en cuenta los conocimientos de los alumnos. Hemos planteado nuevos formatos basados en vídeos. Hemos planteado convertir la cultura Facebook como herramienta de aprendizaje donde el compartir sea lo habitual. Hemos planteado soluciones web para huir del típico curso “adelante-atrás”. Hemos rediseñado pedagógicamente el enfoque de usabilidad de nuestros materiales. Hemos aprovechado las nuevas tecnologías para plantear, incluso, un nuevo concepto de aprendizaje basado en la autogestión por parte del alumno del itinerario formativo de la organización mediante juegos en el móvil probando el nuevo estándar TIN CAN API.
Vamos, que como bien dice Ferran Adrià, hemos hecho cosas. Algunas físicamente, otras planteadas en servilletas de bar, otras presentadas en forma de propuesta formal… pero no paramos, no nos resignamos a seguir haciendo.
Acción – Reacción. Eso es lo que acostumbra a pasar cuando un cliente me llama para preguntarme “¿cómo puedo hacer esto?”. No habría respuesta rápida si no investigáramos, si no fuéramos capaces de adaptarnos lo más velozmente posible a todas las posibilidades. Incluso diría que, a pesar de que las condiciones que te dan sean las mínimas (“quiero un curso tipo e-reading”), incluso en esas condiciones, la creatividad también tiene espacio. Sólo hay que trabajarla y, sobre todo, no olvidarse del sentido común, porque lo más creativo siempre tiene sentido.
Aprender sigue siendo el objetivo, el punto diferencial está en saber utilizar el mecanismo adecuado para que los alumnos lo consigan.
Te dejo una de las ponencias más enriquecedoras que he escuchado en mucho tiempo. Te aconsejo que dediques 19 minutos a escuchar Elizabeth Gilbert hablando de el Genio de la Creatividad en una TED.