Sí, de acuerdo, todos sabemos hacer presentaciones. Todos somos capaces de abrir nuestro powerpoint, o nuestro Keynote o incluso nuestro prezzi y somos capaces de insertar tablas de texto y poner el logo de nuestra organización e incluso, alguna imagen y, como no, llenarla de grandes colores e insertar uno de esos gráficos tan chulos que vienen predeterminados… porque al final, se trata de que nuestro jefe y/o nuestra audiencia, sepa que nos lo hemos “currado”.
Aunque en mi modesta opinión, de lo que realmente se trata es de que nuestro jefe y/o audiencia comprenda lo que queremos presentarle… y para eso, no es necesario abrir nuestro editor y ponernos a escribir todo nuestro conocimiento ni insertar miles de imágenes en mala resolución cogidas de la búsqueda de google, ni intentar poner un gráfico desde un excel de 1000 columnas y 500 filas… Hazme caso, no es necesario ni bueno… ni para ti ni para ellos.
En el mundo del diseño de materiales formativos, existe un concepto clave que también lo debería ser en el mundo de las presentaciones: CONCEPTUALIZACIÓN.
Sí, ese es el elemento clave. El concepto, eso que en una simple diapositiva nos ayuda a explicar lo que debemos presentar sin tener que añadir nada más en nuestro archivo. El concepto, eso que implica pensar antes que hacer, eso que requiere de máxima concentración y tener cerca una hoja en blanco y un lápiz y pensar en lo qué vamos a decir, en cómo lo vamos a decir, en qué circunstancia, ante qué público, con qué objetivo… Sí, reconozco que esto todos lo sabemos, pero reconocerme que muy pocos de vosotros lo utiliza… Seguramente, porque requiere más tiempo que simplemente montar el powerpoint.
Vivimos un momento donde lo visual es absolutamente básico para la comprensión de las ideas. Ya no es necesario grandes literaturas, ahora la comunicación eficiente se hace a través de una imagen visual y tú, como experto en la materia que presentes, debes ser capaz de hablar sobre ella sin necesidad de que en tu presentación hayan más de 15 palabras por pantalla. Vivimos en el mundo de las infografías, de lo micro y directo, del “me lo guardo en favoritos”… y si no entendemos eso, no avanzaremos ni como individuos ni como organización.
Aquello de vale más una imagen que mil palabras, en las presentaciones, es una realidad absoluta: el protagonista eres tú y tu presentación es tu compañera, tu aliado, tu concepto.
En el curso sobre cómo diseñar presentaciones que imparto de manera presencial, nos pasamos 8 horas con no más de 60 pantallas, de las cuales la mitad son ejemplos de los distintos conceptos de los que hablamos y una cuarta parte son videos de ejemplos. Con eso, ahora piensa en tus presentaciones de 20 minutos y cuántas diapositivas utilizas…
Hace unos días, una buena amiga, especialista en el diseño de herramientas digitales para el aprendizaje, docente de la UB e investigadora del LMI me pasó un pequeño artículo titulado “macerando una idea”. Os dejo la imagen de la idea macerada y si clicáis en ella os llevaréis una gran sorpresa.
Quién adivine de qué se trata antes de clicar la imagen, le pago un café 😀