Dar cera, pulir cera, dar cerar, pulir cera… ¿lo recuerdas? Era la fase inicial de la formación que recibía Daniel-San en Karate Kid. Podríamos decir que la metodología utilizada por el Señor Miyagi se basaba en una simulación metafórica para comprender la técnica y su asimilación posterior al tener que ponerla en práctica en la realidad mediante el aprendizaje. ¿No era quizá un pelín conductista y se asemejaba a la del ratón de Paulov?
Hablando en plata: si Daniel no era capaz de dar cera y pulir cera, a él le darían cera por todos lados (para el caso, si el ratón de Paulov no encontraba el camino, se electrocutaba).
Así que, el Señor Miyagi se propuso que diera y puliera cera como un animal y tantas veces como fuera posible ofreciéndole recompensas para seguir avanzando en su formación como karateka, como Paulov a su ratón con el queso (aunque en el fondo, lo que pretendía el Señor Miyagi, seguro, era que Daniel-San fuera mejor persona, no como Paulov con el dichoso ratón).
En cierta manera, las metodologías formativas actuales, y hablo también de las metodologías online, se acercan o intentan acercarse al dar cera pulir cera del señor Miyagi. Todos entendemos que una buena forma de aprender es buscar situaciones, más o menos reales, donde plasmar con actividades y creatividad lo que posteriormente nos encontraremos en nuestro día a día. Y esto sirve tanto para explicar el funcionamiento de una herramienta informática como para entender cómo hacer un buen diagnóstico de una enfermedad a unos médicos de urgencias. Y lo podemos trabajar con múltiples herramientas y con infinidades de casos prácticos que se asemejen a nuestra realidad profesional. Y todo ello lo hacemos para mejorar nuestras competencias profesionales y dar un mejor servicio al cliente, sea quien sea. Hasta ahí, todo correcto.
Pero Miyagi no sólo le enseñó a Daniel a dar cera y pulir cera… siempre hay algo más. Miyagi era maestro de el Goju Ryu, un estilo de karate que significa Go (duro), ju (suave) y ryu (estilo). Así que, afirmando que mis diseños formativos y el e-learning que constuimos es un e-learning Goju Ryu podría acabar el post, pero no.
Fíjate en el concepto: estilo de lo duro y lo suave, y fíjate (o recuerda) como se desarrolla la trama en la película… Miyagi buscaba enseñar la combinación de lo duro y de lo suave. Empleaba técnicas que ahora nos parecen de lo más creativas y de lo más innovadoras que consistían en poner en práctica ciertos “conocimientos” para conseguir ciertos aprendizajes y posteriormente reflexionar sobre el CONOCIMIENTO.
Sinceramente, creo que ese es el camino. Quizá no con ese punto excesivo de conductismo a lo Paulov, pero sí que deberíamos afrontar que nuestra virtud como seres humanos es el aprendizaje y que debemos aprender haciendo, sí, pero también comprendiendo. No hay curso bueno, por muy práctico que sea, si el alumno no entiendo el por qué de lo que aprende. No hay curso bueno por mucha realidad virtual, o inteligencia artificial o cantidad de videos interactivos si no hay un poso pedagógico y teórico detrás. No sólo debemos ser capaces de producir materiales formativos que cumplan estándares tecnológicos y/o estándares gráficos aceptados por los más trendys, deberíamos ser capaces de crear acciones formativas que se recordasen porque con ellas conseguimos el objetivo de aprender y mejorar.
Seguro que Daniel-San recuerda perfectamente que dar cera y pulir cera fue la base para adquirir mayores conocimientos (incluida la famosa patada de la grulla) y para ser mejor persona.