Creatividad, e-learning y el miedo

By 1 julio, 2019 Blog

Estoy en modo lectura y mientras devoro el libro (al final del post te digo cuál es) me pregunto si todos los “gurús creativos” que son proclives a inmortalizar sus pensamientos en una frase en twitter o en linkedin, a modo de “sigue mis consejos que soy el más gran pensador de la humanidad”, se habrán leído este libro… Tengo dudas, muchas dudas.

Intentaré ordenar mis reflexiones una a una, llevándolas a mi entorno profesional:

Primera reflexión.

En mi día a día se nos exige por parte de los clientes, y nos auto exigimos nosotros mismos, una ración de creatividad abundante… Pero siempre nos invade la misma duda:

  • ¿Qué entendemos por creatividad?
  • ¿Algo nuevo?
  • ¿Algo rompedor?
  • ¿Algo que haga que nuestro producto se abone al efecto Wooooh!?

Vaya por delante que, en mi humilde opinión, el e-learning cada vez va más hacia lo micro y que por lo tanto, la exigencia gráfica e instantánea en forma de imagen o video es casi imprescindible… Pero, modestamente, detecto algunas incongruencias.

La primera y más importante es que a menudo se quieren cosas que tecnológicamente son imposibles por el tipo de LMS que tiene el cliente, o lo que es peor, por el tipo de software que maneja el propio cliente (IE8 aún es una realidad).

La segunda es el peligro de perder el concepto pedagógico y apostar por conceptos del tipo “me suena que ahora lo chulo es Responsive o me suena que lo que se lleva es la Gamificación”.

Durante el último año, en varias reuniones, he tenido que explicar qué es Responsive, para que nos puede servir, qué navegadores son compatibles y los que no (he llegado a tener sobre la mesa un pliego en el que se exigían cursos responsive bajo IE8)…

Y, claro, en cuanto a la gamificación, pues ni te cuento. Me he tenido que inventar un concepto como “ludificación” para que entiendan que una cosa es una gamificación (con lo que conlleva a nivel tecnológico en todos los aspectos y más cuando va vinculada a una LMS y lo que conlleva a nivel pedagógico en tiempo y dinero) y otra hacer un juego máquina-usuario unidireccional.

Me encuentro que hay tres factores que limitan la creatividad esperada y/o deseada:

  1. El dejarse arrastrar por la moda.
  2. La limitación presupuestaria.
  3. La limitación tecnológica.

Como sabes, hace unos años que presentamos un canal de microlearning basado en la gamificación, los microcontenidos y el móvil.

En ese momento parecía ser una idea interesante (lo sigue siendo), creativa (no había nada en ese momento similar y daba respuesta a dos problemas: la movilidad a la hora de aprender y la originalidad y mejora pedagógica), innovadora (seguía y sigue las tendencias, en este caso 3: m-learning, gamificación y microlearning).

Algún día te explicaré cuál fue la respuesta, pero recuerda esta frase: “Tener demasiado miedo al riesgo hace que muchas empresas dejen de innovar y rechacen nuevas ideas, que es el primer paso hacia la irrelevancia”.

Segunda reflexión.

Es evidente que “a los directivos no les basta tener buenas ideas, deben ser capaces de generar un sentimiento de aceptación de esas ideas entre las personas que se encargarán de utilizarlas”. Y eso no lo digo yo, lo dice el autor del libro que estoy leyendo.

Tener buenas ideas, a mi modo de ver, no implica ser más o menos creativo. Creo que una buena idea solo lo es si es factible y, en nuestro caso, facilita el aprendizaje a los usuarios y permite que aquello que has implementado se transfiera a su práctica profesional.

Pongamos un ejemplo: se te presenta un proyecto para una multinacional, en 18 idiomas, bajo la premisas que marca su LMS y otras variables que te requieren programación, con una limitación obvia de presupuesto y tiempos de producción e implementación y con un parque tecnológico que no es el mismo en Papúa Nueva Guinea que en Alemania.

  • ¿Dónde reside aquí la creatividad?
  • ¿Les puedes ofrecer un producto gamificado y/o responsive?
  • ¿Les puedes ofrecer un m-learning?
  • ¿Les puedes ofrecer unos multimedia basados en el concepto gráfico occidental?

Bajo mi prisma, la creatividad en este caso se basa en la eficacia. Y me explico: te tienes que asegurar que tu producto funcione en cualquier navegador en cualquier parte del mundo con cualquier tipo de conexión y te tienes que asegurar que sea lo suficientemente neutro a nivel gráfico y contundente nivel pedagógico e instruccional para que la interculturalidad no sea una amenaza.

En este caso, y el ejemplo es real, hubo dos aspectos importantes para el éxito de la implementación de este programa formativo:

  • Los responsables confiaron en su proveedor, formamos equipo y se demostró que con confianza, la colaboración creativa es posible.
  • Los directivos fueron capaces de generar ese sentimiento de aceptación de la idea que tuvieron y de la implementación que les hicimos, y las personas/usuarios/alumnos de todo el mundo los felicitaron por esa implementación.

Eso, para mí, es ser creativo. No se trata de crear algo nuevo, se trata de crear un proceso de trabajo excelente que ayude a resolver una problemática y, en nuestro caso, que sea suficientemente atractivo en cualquier lugar del mundo para que el aprendizaje sea efectivo.

Recuerda: “Limitarse a repetir ideas no sirve de nada. Debes actuar y pensar, consecuentemente”.

Tercera reflexión.

Siguiendo este esquema, “lo que es absolutamente fundamental en cualquier aventura creativa es centrarse en las personas, en sus hábitos de trabajo, su talento y sus valores”. Y esto tampoco lo digo yo, lo dice alguien cuyo nombre no te sonará, pero que es el responsable de la mayor fábrica de creatividad: Pixar.

Si algo hemos aprendido estos últimos 14 años en esto del e-learning, es que cuanto más tiempo hemos dedicado a diseñar un planteamiento, más tiempo hemos pasado aferrados a él. Nuestra evolución creativa y pedagógica se dio hace 4 años, cuando nos dimos cuenta que teníamos un problema: todos nuestros productos se basaban en un botón para avanzar y uno para retroceder.

Si bien es cierto que las demandas eran y siguen siendo en su mayoría carne de “pasapantallas”, decidimos intentar buscar un esquema que ordenara los contenidos y que facilitaran el aprendizaje a los usuarios.

Para ello, apostamos por reforzar el diseño instruccional, intentando crear historias y huyendo del formato ppt, intentamos buscar diseños gráficos con sentido, huyendo de grandes florituras y centrándonos en la personalidad de cada uno de nuestros clientes, y reforzamos nuestras alianzas en cuanto a multimedia con colaboradores que saben mucho más que nosotros y que nos aportan valor.

Quizá, nos faltó y nos falta ser mucho más agresivos comercialmente, porque no somos menos que nadie y nuestros formatos y nuestro trabajo ha obtenido y obtiene buenos ratios de satisfacción por parte de nuestros clientes.

Estamos convencidos de que nuestro salto creativo fue entender que debíamos escuchar mucho más a nuestros clientes, colaborar con ellos, aconsejarlos y dejarnos aconsejar a nivel pedagógico y tecnológico y, sobretodo, ser honestos y no dejar de tener personalidad.

Eso para nosotros es básico: nuestro sistema de trabajo es muy personalizado e intentamos entender el ritmo del cliente y su personalidad para buscar la mejor solución (eso a veces conlleva que la facturación de los proyectos se ralentice, pero lo asumimos con todas las consecuencias, que son muchas).

El truco consistió olvidar todas las ideas preconcebidas sobre “cómo deberían ser los materiales pedagógicos”. Ahí se fraguó el cambio.

Nos dimos cuenta que la creatividad no consiste en evitar errores, ellos son los que la alimentan y los que nos pueden marcar el camino para seguir asumiendo retos interesantes.

Reflexión final.

Me cuesta, cada vez más, hablar de creatividad en el e-learning. Sigo pensando que el futuro de un buen aprendizaje online pasa por redefinir el concepto y adaptarse a las nuevas costumbres de nuestra sociedad.

Un PDF no es el e-learning que espera un profesional, es una herramienta que nos proporciona aprendizaje, pero deberíamos redefinir el concepto. Un powerpoint “scormerizado” no es el e-learning que espera un profesional, es otra cosa difícil de explicar.

Para mí, y solo es mi opinión, la formación online (y el e-learning corporativo especialmente) pasa por entender que no todo es bonificable, pasa por entender que el móvil debe ser la herramienta básica y que se debe perder el miedo a utilizarlo para formar. Que hay que saber utilizarlo y entenderlo. Que hay que entender que estamos bajo el prisma sociológico de twitter y whatsapp y que, por lo tanto, el futuro de nuestro aprendizaje pasa por, como bien dice Óscar Dalmau, por cachitos de formación.

Los profesionales de cualquier empresa quieren seguir aprendiendo y, seguramente, ellos son los que tienen menos miedo de utilizar nuevas metodologías y nuevos conceptos de aprendizaje. ¿Cuántos de ellos no ven vídeos en youtube para seguir aprendiendo? Eso también es e-learning, aunque no lo recoja la LMS con datos. ¿Cuántos de ellos no aprovecharían sus viajes para aprender de forma divertida y cómoda durante 5 minutos al día desde sus móviles si eso les ayuda a ser más competentes?

Todo vale, todo es bueno si se trata de aprender, pero creo que como bien dice el autor del libro, “la tarea de dirigir (que conlleva facilitar el aprendizaje a los trabajadores) no es evitar los riesgos sino crear la capacidad de subsanar problemas”. Y el aprendizaje es el sanador de los problemas por excelencia.

Perdamos el miedo, seamos valientes.

Los que trabajamos en este sector tenemos ideas que pueden ser grandes soluciones y que, seguro, se pueden adaptar a las demandas de los profesionales de las empresas.

  • ¿Por qué no te atreves y facilitas que los profesionales creen sus propios retos formativos y que el acceso sea libre y lo hagan cuando quieran?
  • ¿Por qué no te atreves y abres más canales fuera de tu LMS para facilitar el aprendizaje a tus profesionales?

Hazlo, facilitar el aprendizaje es facilitar el crecimiento de tu empresa y eso, a medio plazo, te hará tener empleados felices y que tu empresa sea feliz.

¿Te atreves? Te estamos esperando.

El libro: Creatividad S.A. y su autor, el presidente de Pixar, Ed Catmull.

 

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