Hoy no voy a hablar de e-learning, ni de storyline, ni de responsive, ni de mobile learning ni de nada de todo esto. Hoy simplemente te voy a explicar mi historia. Y me vais a perdonar, pero es que creo que lo debo expresar.
Para muchos soy un “puto autónomo” pero tengo dignidad y soy persona.
Hijo de inmigrantes, extremeño y leonesa, nacido en Catalunya, con idioma materno castellano y educado en el trilingüismo (castellano, catalán y francés). Nacido el año que acabó la dictadura (o eso creía) y por lo tanto hijo de la democracia por la que tanto lucharon mis padres y los que fueron como ellos. Y fue gracias a ellos que pude estudiar y hoy puedo trabajar en la profesión que me gusta y disfrutar de ella.
Ayer fui a ejercer uno de mis derechos: VOTAR. Y no fui a votar en contra de absolutamente nada, fui a votar porque quería expresar mi opinión sobre qué quiero para mi país. Y pasé MIEDO. Y creo que, si eres una persona del siglo XXI y vives en una sociedad avanzada, eso es muy triste. Porque pasar miedo por querer ejercer el derecho a decidir es muy triste.
Ayer vi y viví como un gobierno lanzó la violencia más indiscriminada sobre personas, que aún formamos parte de lo que ellos dicen su país, que queríamos dar nuestra opinión. Su excusa: en defensa de la democracia. No se enteran de nada. Pues no, eso no fue en defensa de la democracia, fue violencia gratuita por no saber afrontar un problema. Más de 800 personas heridas mientras celebrábamos pacíficamente nuestro derecho a votar, nuestro derecho a decidir qué queremos para nuestra sociedad y nuestro país. Y da igual que yo, como catalán, quiera o no quiera la independencia, yo fui a votar, que es mi obligación. Y por allí estaba oteando un gobierno represivo y corrupto que no entiende absolutamente nada y cuya solución fue mandar, sin motivo, a unos funcionarios cuyo objetivo era apalearnos. Indignante, asqueroso, repugnante…
Tengo la suerte de tener grandes amigos y buenos clientes que no son catalanes. Algunos son de Madrid, otros de Galicia, muchos de Sevilla, otros de Londres, algunos de París, otros de Italia, alguno de San Francisco… y no por ser catalán ni tener mi opinión al respecto de la relación entre Catalunya y España han dejado de trabajar conmigo o han dejado de ser amigos, ni espero que lo dejen porque, al menos yo, no tengo la intención.
No te deseo jamás, que por ir a ejercer tu derecho a votar, te amenacen o te peguen o te rompan dedos.
Yo seguiré ejerciendo mi trabajo y mis derechos desde Catalunya para todo aquel que quiera, con la misma profesionalidad, con el mismo entusiasmo, con el mismo buen humor y con la misma determinación.
Te dejo, por si es de tu interés, una web donde se recogen las barbaridades que ha acometido el gobierno del estado español, que no España:
Votar no es un delito. Ni en Catalunya, ni en tu pueblo, ni en tu comunidad de vecinos…