Si eres un profesional autónomo, freelance, que mola más, es imposible que desconectes en las vacaciones… ¡Pues no es verdad!
Uno se pasa 350 días al año con la mente ocupada en interrogantes del tipo:
- ¿Cómo me irá el próximo mes?
- ¿Cómo voy a poder afrontar esos gastos?
- ¿Le habrá gustado al cliente el resultado del proyecto?
- ¿Cómo puedo innovar en mi producto y en mis servicios?
- ¿Debería hacer una campaña de mail para intentar conseguir más clientes?
- ¿Seré capaz de producir este proyecto o tendré que subcontratar a alguien?
- ¿Tendré tiempo de plantear una solución atractiva para este encargo?
- ¿Estaré en el precio de mercado?
- ¿Debería decirle que no a este cliente para no entregarle una chapuza?
- ¿Es necesario que vaya a esa reunión? … y así, hasta el infinito.
Pero hay otro interrogante que supera a todos los demás: ¿cuándo paro y me voy de vacaciones? Si tienes trabajo, la respuesta es complicada. Si no tienes trabajo, es igualmente complicada… pero si te paras dos segundos y piensas fríamente, la respuesta no lo es tanto y se responde con otra pregunta:
¿A tí, freelance de mi corazón, te piden permiso tus clientes para irse de vacaciones?
Pues vete de vacaciones cuando te vaya bien. No hay más. Vayas cuando vayas, siempre surgirán problemas, siempre tendrás clientes a los que esos días les va mal, pero nunca se acaba el mundo porque tú no estés activo esos días.
Yo este año decidí avisar a mis clientes con más de dos meses de antelación, para que nuestras agendas y los posibles proyectos que pudieran salir, no se vieran entorpecidos por mis vacaciones (por las suyas jamás se entorpecen, cosa entendible) y, creo que no fue mal del todo, aunque recibí correos, concretamente unos 87, que evidentemente no contesté, donde parecía que el mundo se acababa (por cierto, no se acabó y los “problemas tan gordos” no lo eran y se solucionaron a la vuelta en un par de horas).
Hay una cosa que siempre me sorprende, y es la falta de respeto por las vacaciones de los freelances… Ya sé que somos una especie rara y que nos debemos a nuestros clientes, que somos capaces de trabajar sábados y domingos para dar un buen servicio, pero si te vas, te vas… y sería bueno que todo el mundo entendiera que tenemos un lado humano y una vida personal más allá de la profesional y que ausentarse 15 días para disfrutar de tus vacaciones es algo, que incluso, es sano para ellos.
En mi caso, este mes de agosto tengo 6 proyectos sobre la mesa que deben estar terminados el día 2 de septiembre, y lo estarán. Y mientras los hago, mis clientes, que están disfrutando de sus merecidísimas vacaciones, no van a recibir ni un sólo correo electrónico de mi parte, es más, no van a recibir ni una sola factura (con lo que eso conlleva).
Es simple, cierra la barraca unos días y disfruta. A la vuelta, ya empezarás a sumar los próximos 350 días.