Pasos para crear una píldora e-learning.
Escucha. Eso es lo primero que debes hacer, escuchar a tu cliente. Él te va a decir qué espera del curso, cómo se lo imagina, qué espera el experto que ha desarrollado los contenidos, de cuanto tiempo dispones para crearlo, de qué presupuesto estamos hablando.
Piensa. No todos los contenidos deben ser tratados de la misma forma. Antes de hacer absolutamente nada piensa y vuelve a pensar. Si eres un experto en el diseño de píldoras formativas, mientras escuchas a tu cliente vas a ser capaz de imaginarte cuál será la mejor solución pedagógica a esos contenidos.
Habla. Cuando tu cliente te haya explicado lo qué espera y tú hayas pensado, debes hablar. Sí, nada de decir “me lo miro y en una semana te paso un presupuesto”. ¡NO! Dile lo que has pensado. Transmítele en ese momento tus dudas y tus planteamientos. Explícale, según tu opinión y tu experiencia, cuál sería la mejor solución para conseguir sus objetivos y plantéale las distintas opciones que conoces. Dirígete hacia máximos, porque para llegar al mínimo, siempre estamos a tiempo. Sé valiente y plantéale soluciones que lo animen a confiar en ti. Demuéstrale que conoces los elementos y que tus conocimientos pedagógicos son buenos.
Enseña. Mientras hablas, demuestra con algunos ejemplos tus planteamientos pedagógicos. Dale diferentes opciones para que pueda plantearse distintas soluciones para conseguir sus objetivos. Y si eres capaz, saca un lápiz y papel y házle un esquema de cómo tratarías los contenidos. Te lo van a agradecer.
Confirma. Reafirma lo que te piden y, en ese mismo instante, ya le puedes decir de un modo muy aproximado lo que le va a costar y lo que vas a tardar en producir la píldora. En un máximo de 24 horas tu cliente debe tener un presupuesto detallado y el timing concreto. También debes ser capaz de confirmarle con que tecnología trabajarás (en este punto queda claro que si no le ofreces HTML5 te van a decir que no).
Planifica. Una vez aceptado el presupuesto, planifica. Sí, planifica y vuelve a planificar. Lee el contenido, identifica lo que sobra y lo que falta, diseña los aspectos pedagógicos más relevantes para que sea un curso y no un mero powerpoint, imagina los elementos gráficos que te harán falta y las interacciones necesarias para crear un mapa que tu tecnología soporte.
Diseña. Empieza a diseñar. Esto es una píldora, no un máster sobre física cuántica de 2 años de duración. Haz, haz y haz. No olvides que el objetivo siempre es que el alumno debe aprender. Parece obvio, pero a menudo se olvida. Y si cuentas con proveedores, demuéstrales a ellos que tú eres el primero en trabajar y cumplir.
Vuelve a enseñar. Cuando tengas virtualizado una parte importante del contenido, cuélgalo en la nube y que tu cliente y sus expertos, puedan ver cómo estás enfocando el producto. Ten siempre presente que te han comprado algo que no existe y que, por lo tanto, tienen derecho y tú el deber, de enseñarles lo que estás haciendo.
Trabaja. Y el trabajar incluye, muy a tu pesar, “molestar” a tu cliente. Si no entiendes algo, llámalo. Si no te convence alguna acción que él te ha pedido, llámalo. Si tu proveedor no te hace lo que le has encargado, llámalo. Si crees que has encontrado una solución mejor, llámalo.
Comprueba. Antes de entregar el proyecto, comprueba que tu publicación está ok. Revisa ortotipográficamente tu proyecto, analiza si una vez publicado funciona correctamente en la LMS, evalúa si se visualiza en los distintos dispositivos móviles y, sobretodo, asegúrate que el usuario final va a aprender.
Entrega. El día X a la hora Y entrega tu proyecto en el formato que te haya pedido el cliente.
Preocúpate. Sí, la píldora no se acaba cuando la entregas. Haz un seguimiento de su implementación y, no seas rata, si hay que hacer alguna modificación que no sea traumática, házla sin plantearle ningún incremento de precio.
Si has seguido estos pasos y todo está OK, celébralo. Porque con este proyecto habrá mucha gente que obtendrá conocimiento. Y ayudar a aprender es siempre un motivo de satisfacción. Yo el año pasado celebré que más de 31.000 alumnos aprendieron con mis píldoras, y lo mejor de todo, es que yo también aprendí.
